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Trampantojos

febrero, 2022
Varios géneros

Según el Diccionario de la RAE, un trampantojo es una “Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es”. El término deriva de la expresión “Trampa ante el ojo”, que es de origen francés (Trompe l´oeil, o lo que es lo mismo: “engaña el ojo”). En el campo del arte, se trata de una técnica pictórica que consiste en representar elementos arquitectónicos tales como ventanas, puertas, molduras u ornamentos de un aspecto tan realista que mediante un fino trabajo del artista en texturas, volumen  y perspectiva, crean la falsa ilusión de ser reales, a pesar de estar representadas en una superficie lisa. Esta técnica se hizo muy famosa en Pompeya y Herculano, en la época romana, se extendió durante el Renacimiento como práctica habitual, y alcanzó su máximo realismo ya en el Barroco. Uno de los ejemplos más conocidos, tal vez el más sublime,  es la bóveda y cúpula de la Iglesia de San Ignacio de Loyola pintada por Andrea Pozzo, mi favorita de la ciudad cuando viví en Roma. 

Falsa cúpula de la iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma, obra del artista italiano Andrea Pozzo (1685) 

 

Origen antiguo 

Pero el primer trampantojo que se conoce en arte no es del Renacimiento, ni siquiera del arte romano, sino más antiguo aún, de la Grecia clásica. En el siglo V a.C. fue célebre la disputa entre dos famosos pintores de la época Zeuxis y Parrasio, que terminó de decantar el segundo a su favor al ser capaz de crear una pintura con unas uvas tan reales que hasta los pájaros quisieron picotearlas. 

Pero lo mismo que hablamos de un efecto ilusionista o “trampa al ojo”, también podemos hablar de engaños a otros sentidos, el gusto, el tacto, ¿por qué no el oído? Veamos cómo se aplica la teoría del trampantojo en otras disciplinas creativas. 

 

En gastronomía

El trampantojo gastronómico, consiste en crear una elaboración culinaria con la apariencia de otra cosa completamente distinta, de modo que lo que nos dice el ojo se contradice con lo que averigua el paladar, provocando un efecto sorpresa en el comensal. Así podemos comer cerezas con sabor a chocolate, huevos que en realidad no lo son, o incluso zamparnos una manzana que por dentro es una naranja. Ferrán Adria y la repostería de su hermano Albert, hicieron famosos sus trampantojos en el El Bulli. Pero si hay un chef español que ha destacado por su gran destreza con el trampantojo ese es Diego Guerrero, hoy chef de Dstage, en Madrid, y antes (sobre todo), de Club Allard 

Trampantojo dulce de ajo morado de Dani Guerrero

 

En fotografía

Uno de los mayores exponentes del trampantojo fotográfico lo tenemos en casa y es español: nuestro Premio Nacional de Fotografía Chema Madoz. No quiero añadir mucho aquí porque la obra de Madoz es mejor disfrutarla sin explicación alguna, pues son imágenes que hablan (o más bien insinuan) por sí solas, que crean gran cantidad de interpretaciones, que son pura poesía. Hace poco estuve en su última exposición en el Círculo de Bellas Artes: Crueldad. Me pareció maravillosa. Y aunque el estilo de Chema es perfectamente reconocible desde hace décadas, la cantidad de obras-concepto que salen de su imaginario es infinita. No hay más que darse una vuelta por su página para comprobarlo.

Trampantojo fotográfico de Chema Madoz

 

La serie “Trampontojos” en mi Galería

Bueno, pues yo también me he atrevido con esta técnica, con mayor o menor fortuna, pero la intención es innegable. Puedes ver algunos cuadros en el filtro “Trampantojos” de mi galería.  ¿Cómo los conseguí? Te cuento a continuación tres ejemplos:  

Coral Tree

Esta obra, que también se podría titular “Árbol quiere ser coral”, simula una captura en un fondo marino de un grupo de corales “Mirando” hacia la luz que les viene de la superficie, pero en realidad no es mas que un árbol. Tomé la fotografía durante los últimos minutos de la “hora azul” subiendo mucho la ISO para rellenar la fotografía de grano, con el balance de blanco en el modo sombra para dotarla de cierta matiz cáliz. La luz que parece provenir de la superficie es en realidad una farola cercana, y los árboles están sin hojas porque era invierno. Obviamente, los colores fueron alterados en edición. La foto está tomada en la plaza del Marqués de Salamanca, en Madrid. Nada de océanos. 

 

Oro en texturas

Cuando tomé la fotografía, tal vez por similitud o asociación, me vino a la mente esos famosos postres de chocolate en varias texturas (normalmente, tierra, brownie, chocolate fundido), y vi todas esas mismas texturas ahí juntas. Técnicamente, la fotografía no tiene ningún misterio, fue más una tarea de edición, trabajando con las curvas y modificando el color y la luminosidad en las altas luces. Eso, y el lugar, que es mágico: un cráter-lago en la región de Landmannalugar, en Islandia.

 

Palacio de Cristal (y bosque)

La trampa de esta obra del Palacio de Cristal de Madrid es en hacerla parecer una fotografía de exposición múltiple (la estructura metálica del palacio tomada por un lado, el bosque por otro), cuando en realidad no lo es. Se trata de una toma hecha a la cristalera desde dentro del palacio, enfocando a los árboles del parque que había fuera. “El truco” de la foto está, precisamente y solo ahí, en la superficie acristalara, que en ese momento, reflejaba parte de la estructura metálica del palacio, haciendo que la arquitectura y los árboles se fusionaran hasta confundirse. Después, en edición, trabajé las curvas y el enfoque para acentuar esta sensación. 

¿Te gustan los trampantojo fotográficos? ¿O prefieres más los trampantojos de Dani Guerrero? 

 

Algunos trampantojos de mi galería

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